20 January 2010

3 conciertos 3 en 26 horas

Los días 8 y 9 de enero de 2010, una nueva y eventual formación de Frogcircus infligió tres conciertos en Las Palmas de Gran Canaria.

Habiendo dado ya un par de años conciertos acústicos en fechas navideñas en La Guarida (en la playa de Las Canteras), decidimos este año redescubrir la electricidad y, de la mano de Eulalio, que nos consiguió en tiempo récord estos bolos y alguno más que hubimos de rechazar, nos pusimos a ello.

Empecemos por el principio. No, no voy a hablar del Big Bang, no tan por el principio. Allá voy: Después de dos ensayos con Miguelo y Andrés, antes de que llegara Stone, llegó Stone y ensayamos otro par de veces antes de lanzarnos al escenario.

Miguelo, viejo miembro y aún así, amigo de Frogcircus, es un consumado baterista. Ha tocado muchas veces y en varios países (bueno, en tres) con la banda.

Andrés, en cambio, es un consumado bajista. Multiinstrumentista, más bien. Él es el nuevo en la banda, pero como ya lleva tiempo tocando con Miguelo (en Los Coquillos), hay una gran complicidad musical entre los dos. Y siempre facilita las cosas que el batería y el bajista se conozcan y hayan tocado juntos frecuentemente (y aún así... se aprecien) porque, para que vamos a engañarnos, suelen ser mentes muy elementales y a veces tardan en entrar en sincronía. Pero no es el caso ¿Eh? Estos dos pedazos de músicos son cualquier cosa menos los típicos baterista (Andrés) y bajista (Miguelo).

Aclarado este punto, seguiré con la exposición de los hechos, sin aportar ni obviar nada. Lo juro. Bueno, mejor no.

Esos pocos ensayos fueron suficientes (más nos valía) para hacernos sentir seguros de nuestras posibilidades de conseguir emborracharnos cobrando. ¡Tres veces!

Llegamos pues a la primera de las tres citas; El Pub Rockola. Que sencillo es todo cuando el responsable del local es como Oliver Flick, el responsable del local. Todo facilidades y buen rollo. Altamente recomendable.

Probamos sonido satisfactoriamente y decidimos esperar hasta la hora del concierto y tocar.

El bolo estuvo muy bien, sobre todo para ser el primero. La gente estuvo de nuestra parte y entre cervezas, chupitos y chupetones, terminamos para satisfacción del público. No, con la satisfacción del público.

Bebimos, nos congratulamos, nos juramos amor eterno y nos largamos en bastante buen estado, que al día siguiente teníamos doblete. En La Guarida, a las 17.35.46, y en el Nasdaq, más o menos a las doce y pico de la noche.

La Guarida es ya un habitual bolo frogcirquero, como saben los que nos aguantan. Allí también todo son facilidades. Además, tocar a principios de enero, en la playa, al aire libre y con una temperatura ideal, no en vano Las Palmas de Gran Canaria goza del mejor clima del mundo, solo puede definirse de una manera: ¡Impostisable! ¡La Guarida forever! ¡Gracias, amigos!

Reuniose allí un heterogéneo grupo de habituales y de paseantes, además de los simpatizantes. Fue una fiesta. En palabras de uno de los que no se pierden ninguno de los bolos del lugar (no quiero decir quién): "
Es el mejog conciegtó que he visto en La Guaguidá".

Ya se notaba la progresión respecto al día anterior. La siguiente y última actuación prometía, sí...

Así que tuvimos que retirarnos, eso sí, gloriosamente y por nuestros propios medios, para la prueba de sonido del Nasdaq. Fuimos gratamente sorprendidos por el despliegue de simpatía, cordialidad y equipo técnico y humano con que nos encontramos. Las fotos no se oyen, pero en ellas se aprecia que se toman su trabajo muy en serio. Parece que el sitio es enorme y en realidad es un club de tamaño medio, pero los focos consiguen ese efecto.

Allí, ya con buenos monitores, buena microfonía, buena iluminación y un suministro constante y directo al escenario de cerveza, jaegermeister de ese que bebe Stone y todo lo que pudiéramos pedir, culminamos y después terminamos la fiesta para alegría y después... lo contrario de la alegría de los presentes. Sonidazo, jolgorio general y... esa sensación de fin de "gira" que tienes cuando todo ha salido bien y sabes que no sabes cuando volverá a pasar algo así. Que pena, es el destino que se burla de mi (Que Pena. Palmera).

Me recordaron estos días a la meteórica progresión de los primeros bolos de Frogcircus en Berlín. También fueron tres y también casi seguidos. La formación era casi la misma que estos días. Solo cambiaba el bajista, que aquellos tiempos era nuestro querido Miguel, bajista, bastión y humorista a partes iguales al que echamos... de menos y al que recordamos con... con la parte del cerebro que se dedica a recordar las... cosas. Y... sí, amigos, también con la parte del corazón que se dedica a esas... cosas. Hermano ¿Do estás?.

No nos pongamos sentimentales, que no va a colar, y sigamos. No puedo cerrar esta crónica sin hacer referencia al excelente trabajo coral llevado a cabo por Miguelo y Andrés (incluso yo hice algún coro). Es algo realmente importante en una banda con canciones tan... que les vienen bien los coros, jeje.

Ahora sí que puedo cerrar la crónica, pero no antes de decir que... sin la lluvia de lencería a que nos tienen habituadas nuestras amigas y aún así simpatizantes de Frogcircus en Berlín, no es lo mismo. Un abrazo enorme para ellas. Bueno, vale, también echamos de menos los gayumbos térmicos extra-large con que nos obsequió Juancho aquella única y memorable vez en que se decidió a hacer la colada. Que recuerdos. Sniff.

Y nada más. Bueno, sí. He de dar las gracias a todos y cada uno de los que hicieron posibles estos inolvidables días de vino y rosas. No, de rocanrol y otros tópicos. Sin olvidar a los hados del destino que permitieron reunirse, seguramente no por última vez, a esta nueva y alternativa versión isleña de Frogcircus.

Solo puedo decir... ¡Arriscombel!

Gracias Stone, Miguelo, Andrés, Eulalio, Ángel (por los documentos gráficos que algún día ayudarán a constatar la evolución de mi calvicie), a todos los responsables y personal de las salas, a todos los que fueron a vernos, a los que no fueron (me refiero a las fuerzas del orden, por no ir, a los demás que no fueron, no) y a... a... en fin.

Continuará.

Jorge.

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