Organizaron todo el tinglado las chicas y chicos de Berlunes, una asociación cultural española bastante interesante aquí en Berlín y con muy buena gente al timón (gracias sobre todo a Lucas, que fue el que se empeñó en meter a esta humilde banda de batracios en el sarao).
Íbamos un poquillo acojonaos por el tema del volumen, el señor alemán bajito encargado del ruido en el sitio (llamarlo técnico de sonido es un eufemismo y una trola de paso) se puso tenso nada más vernos llegar con la batería, los amplis y las cajas de altavoces. Ver a Tobi con su pinta de ogro asesina-tambores tampoco ayudaba a dejarlo tranquilo. Lo convencimos de que todo iría bien, que tocaríamos bajito, suave, dulcemente...
Y una mierda.
Somos Frogcircus, joder. A nosotros nadie nos dice que toquemos bajito como si el público fuera una banda de señoras mayores de melenita blanca con reflejos violetas y cara de tomar té y pastas por las tardes. Querían caña, y creo que se la dimos. Timo y Tobi estaban encantados de poder tocar de nuevo ante público mayoritariamente español (el recuerdo de los bolos en Gran Canaria aún les ronda por la corteza hipotalámica).
El señor alemán bajito volvió a la carga hacia final del concierto alegando que alguien se estaba quejando en un cuarto piso del edificio de al lado. Toma ya, eso sí que es un nuevo récord. La gente debería dejar de poner el sonotone tan sensible por las noches, que luego pasan estas cosas.
En fin, que una vez cumplido el deber de trallar, nada mejor que disfrutar de la fiesta con los amigos, celebrar el cumpleaños del que suscribe y darse cuenta que, aún tan lejos, Spain is different. Y los españoles, unos liantes a la hora de pasarlo bien.
Salud y suerte.
Stone
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