15 January 2008

Sobre ranas, strippers y ropa interior de ambos sexos



Hola, soy Jorge otra vez. Vuelvo para contar mi versión de los hechos.

El día 13 de diciembre tuvo lugar un nuevo ataque a las más elementales normas del decoro. Ocurrió en el Sage Club.

Debería empezar diciendo que el Sage Club es un local enorme lleno de locales, lógicamente, mas pequeños, pero no lo voy a hacer. Puedes cambiar de sala y de música y de ambiente con solo andar unos metros, sin tener que ponerte el abrigo, etc. Tienen incluso piscina (por desgracia no me había depilado, así que no me atreví…). En Berlín hay muuuchos sitios así. Y siempre están muy bien acondicionados y funcionan muy bien. Que bonito.

Ya habíamos ensayado bastante e íbamos a vernos las caras con un montón de extraños. Compartimos el escenario con Shirley Holmes, un grupo berlinés marchoso y original.

El personal estaba a la altura y el equipo de sonido, también. La prueba me dejó bastante satisfecho. La batería estaba encima de una cama. Había cómodos sillones por el escenario. Están locos estos bárbaros.



Así que si no recuerdo mal, nos fuimos a casa a cenar unas cervezas y volvimos un rato antes de tocar.

El local estaba bastante animado cuando empezamos. Nos oíamos bien unos a otros así que por nuestra parte todo estaba bien. La gente respondía. Aplaudían y todo. Estaban atentos y no parecían darse cuenta de que encima de la barra había una chica con muy poquita ropa que bailaba de una forma muy… ¿hipnótica? También había un chico, creo, no estoy seguro, uno no puede estar atento a todo.

Así que la cosa fue calentándose hasta que llegamos al momento álgido de la actuación, donde nos sorprendió una lluvia de ropa interior femenina. Nosotros, como caballeros que somos, nos arrojamos sobre las prendas y nos las pusimos en la cabeza. Esta vez hubo una novedad: también cayeron numerosos gayumbos térmicos king-size. Un nuevo sector del público había descubierto a Frogcircus. Bien.

En mi opinión tocamos muy bien conjuntados. Yo ya estoy familiarizado con los muchachos y ellos conmigo, así que todo empieza a sonar como debería. Y la cosa promete. Parece que hay equilibrio, movimiento y un sonido personal.




Todo salió bien. Tocamos un par de bises, la gente aplaudió mucho y… se acabo.

Fuimos al camerino a reponernos con unas birras. Debería decir que los camerinos están detrás del escenario pero a un nivel mas bajo. Gracias a eso, la cerveza se conserva a una temperatura ideal dentro de la nevera. Pero no voy a hacerlo.

Y ahí ocurrió lo único que no me gustó de toda la noche. Estábamos en el camerino y la chica ligera de ropa no dejaba de ir y venir y cada vez que venía se cambiaba de ropa delante de los espejos y se ajustaba bien las diferentes piezas y nos preguntaba que tal y se iba. El chico también, creo.


Luego ya seguimos la fiesta con los amigos. Yo me volvía a Gran Canaria 2 días después así que había que aprovechar. Con los gayumbos puestos encima de los pantalones nos fuimos a…

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